Vintage stylized black and white photo of young male model (Photo has an intentional film grain)

Los mejores regalos no siempre tienen porqué ser materiales, tampoco que supongan un importante gasto, a veces tan sólo con nuestras propias manos e ingenio la sorpresa y la satisfacción está servida. Sobre ellos un buen ejemplo que nace para ofrecer un buen regalo a un hombre, es uno de los servicios que ofrece una masajista erótica, el masaje lingam.

Este regalo se puede ofrecer de la mano de una experta masajista erótica, o lo puede ofrecer una misma. Si es cierto que una profesional conoce a la perfección la técnica, también lo es que alguien con ganas de hacer disfrutar a su pareja puede acercarse mucho a los innumerables placeres capaces de lograr esta encantadora masajista.

¿Qué es el masaje lingam?

Esta práctica se origina en las ancestrales técnicas tántricas, basada en la doctrina tantra de religiones tan seguidas con lo hindú o la budista. La que busca en el individuo el bienestar a través de su sensualidad, lo que no implica necesariamente el orgasmo. Este es el masaje preferido de los hombres al asistir a una masajista erótica, sin duda es el más sensitivo, muy cercano al masaje prostático de exclusivo goce masculino. Ambos, el prostático y el lingam pueden fusionarse para hacer uno aún mejor, pues con esta combinación se logra estimular al máximo unas de las zonas más sensibles del cuerpo.

¿Cómo hacer el masaje lingam?

Los masajes no siempre se basan en el amasamiento u otras técnicas basadas en la presión, las caricias y las muy sutiles presiones pueden ser un masaje o un complemento al mismo ideal. Por ese motivo, el masaje lingam se basa en su esencia en cálidas y armoniosas caricias en la zona genital masculina, la que es una de las más erógenas del cuerpo. Por definición una zona erógena es aquella que es especialmente sensible y que aporta indudablemente a la excitación, del mismo modo que la zona íntima, el cuello, los pezones o parte de la oreja también lo son.

Para hacer un perfecto masaje lingam lo primordial es tener muy claro que lo que se está haciendo es disfrutar de la erogeneidad de una región del cuerpo, no simplemente excitando con el objetivo de hacer llegar al orgasmo a la persona y por consiguiente la eyaculación. Por lo que las caricias en el recto, la zona perianal, los muslos, los testículos, el cuerpo del pene y el glande son la base. Esta práctica no es lo mismo que una masturbación cariñosa, o un final feliz como coloquialmente se nombra a la masturbación después de un masaje. El happy ending poco tiene que ver con el tantra, es una vía fácil de lograr placeres, aunque no tan duraderos e/o intensos.

La mejor manera de aprender a proporcionar un masaje lingam es con la práctica, probar. Si además el mismo se complemente con otros factores que estimulen los demás sentidos, como el erotismo de la practicante, música, esencias… será un rotundo éxito. Que si además en combinación con un masaje prostático, más que idea.